La cosa no es tener las herramientas, es saberlo hacer

El pasado fin de semana tuve la dicha de finalmente ver El Cielo Rojo, una película costarricense que se hizo con mucho amor y poca plata (como se hacen bien las cosas).

• Lip synch: un pichazo, pero ni modo, había cosas mas importantes a las que había que ponerle atención.
• Escenas un poco largas: sí, una que otra, pero al finalizar uno se daba cuenta que eran necesarias así como estaban.

Debo admitir que yo le tenía mucha fe a esta película, El Cielo Rojo tenía que demostrarme como espectadora que es posible realizar una obra de arte sin recurrir a los cansones patrocinios que arruinaron Asesinato en el Meneo, evitar esconder pésimos guiones con exceso de pelos como Caribe, no prostituir al maicero tico sin razón como Eulalia o perderse en la nada y gastar un buen tema como Password.

El Cielo Rojo simplemente llenó mis pobres expectativas y me hizo sentir mediocre al no haber tenido más. Es una película que habla como yo, que expresa lo que alguna vez sentí, me habla del lugar donde vivio con el idioma que se habla aca.



En algunas escenas no era siquiera necesario mencionar palabras o agregar diálogo por que simplemente uno ya sabía lo que significaba.

Esta película para mi marca un antes y un despues en la cinematografía y producción audiovisual costarricense y si las cosas continuan por el camino ya trazado por El Cielo Rojo y su creador Miguel Gómez vamos a ver grandes obras costarricenses hechas con ganas, fe, pasión, amor y orgullo de ser tico, no refritos cansones que solo muestran cuan mediocre puede ser alguien que le teme a ser talentoso, como eran las cosas antes de El Cielo Rojo.